de Emilio Porta


La húmeda arcilla de la vida



Corre el agua, contenida, en la fuerza primera de su nacimiento, y luego libre.
Juega sobre las piedras y cubre su cuerpo con la claridad inconsciente de la rebeldía.
Su curso, finalmente, sobrepasa el cauce, lo inunda, y lo derriba.
La húmeda arcilla se amolda a la vida.
No puede detener a la corriente que ya conoce la libertad.







Mago



       Sacaba cintas, bolas, conejos y palomas de su chistera... y todo con una varita que él sabía que era mágica de verdad, pero los espectadores pensaban que era un simple palito brillante. También suponían que la chistera se comunicaba con la mesa sobre la que cada noche el mago actuaba. Una mesa cubierta con un paño lleno de estrellas, bajo el cual habría un falso fondo, hábilmente ocultado. Ni por un momento podían imaginar que lo que veían ocurría realmente. Pero todo cambió cuando de un pequeño maletín depositado en el suelo salió una criatura diminuta y dijo: "Arkad, aunque te haga feliz, no podemos seguir jugando más en este planeta. Es hora ya de regresar al nuestro".





1 comentario:

  1. Y es verdad, Emilio, que las varitas mágicas existes.
    Estos textos tuyos son una muestra evidente de ello.
    Del paño blanco del inicio del tiempo sacas tú una agua que no se llama agua, que es libertad.
    Y de la arcilla que hay bajo ese agua modelas un mago que acaso fueras tú mismo.
    Un abrazo.

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