Buenas costumbres
Pensar, como un milagro,
que a veces surgen trazos de verdad entre la sombra.
Sentir como un dolor en la mentira
de aquel día que no estuviste.
Y celebrar la primavera
sin flores ni fusiles descargados.
Afrontar el invierno
sin nada que caliente el lecho en el que duermes.
Corregir una frase ambigua
con algo de verdad creciendo entre la nada.
Y cuando el tiempo se haya cumplido
zarpar contra marea
aunque un último cabo suelto
flote dejando estela en el camino.
Un sueño, por si acaso
Por un momento, vamos a creer:
No hay asador al que echar carne,
ni huesos que no sean de santo.
Aprendamos a hacer
un caldo de cultivo sin veneno.
Sin pensar la sabana
como un plato de arena;
la selva una ensalada;
la guerra, el condimento de la vida.
Soñemos un momento
que los niños no mueren
o que esta tarde en el cine dieran sesión doble
y que las balas son de chocolate
Que de nuevo un diluvio se apodera
de los hombres que maltratan la tierra.
Que nunca despertamos de ese sueño
y que al fin, de una vez
se acaban los diarios.
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