Casa de fieras
(Noches románticas/ días oblicuos)
I
resplandece la ciudad.
Invierno, oscuridad,
resucita la vida al neón.
II
Quiebra sus vibraciones en el asfalto.
Se siente su embestida,
brava como la furia del río
o la violencia de la montaña.
Es la hora entre el perro y el lobo en los campos.
III
Cuando los empleados salen del trabajo,
echan el cierre al comercio,
abren el cierre del corazón.
IV
tiempo de bares y barras, burbujeo de la ciudad,
mercadeo de lo humano en gozoso intercambio.
El aire está impregnado de milagro,
la gente grita palabras banales,
los automóviles atascan las calles,
las ventas campean a mansalva.
V
Un río de seres, turbinas de alegría,
cascadas poderosas,altas torres,
arroyos rugientes,
al encuentro en la hora violeta.
Por el asfalto, cristales y luces,
la pasión de la noche.
Eros desamarra.
Momento cumbre.
A las ocho en punto se abre la experiencia del deseo.
La ciudad es una hermosa casa de fieras.
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Felicidades Antonieta...
ResponderEliminarMe gusta ese irse dejando llevar de la inanidad de los días a la explosión de los sentidos que propones en el poema. El amor físico en verdad que puede ser algo parecido a una Casa de Fieras, al menos en los gemidos, gruñidos, del punto y final.
Un besoabrazote.